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Paradojas del Rock: Mike Patton y su regreso a FNM

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Mike Patton es un tipo bastante fuera de lo común, siempre reinventándose y siempre saliéndose con la suya, un rockstar atípico, un rockero que detesta el encasillamiento del rock y cuyas proezas son alabadas casi ciegamente por sus fanáticos. Tanto así que se da el lujo de publicar discos solistas inescuchables, pero que igualmente son alabados por sus fervientes fieles de la ‘iglesia pattoniana’. Mientras se mantenga dentro de los “márgenes” de la definición de lo controversial y bizarro, todo es aceptado.
Patton se ha encargado de destruir el concepto de héroe ‘anticuado’ del rock, ese que comía murciélagos, salía con modelos y actrices de pechos turgentes, y hacía públicos sus excesos con drogas y alcohol (y moría a los 27 o 32 años). Su imagen de rockstar se asocia a despegarse de esos moldes y aparecer de cuando en cuando con una versátil propuesta musical (incluidos sus inescuchables discos solista) ya sea con sus múltiples bandas, o bien colaborando con artistas alejados de las guitarras y los riffs. Podríamos decir que esa es la marca registrada de Patton, donde haya un margen, un encasillamiento, el llega para romperlo y patearlo, una versión del Bowie-Camaleón pero del siglo XXI, sin duda manteniendo en alto la bandera transgresora que el rock tuvo en sus inicios y que muchos olvidan.
Ejemplos de esto hay muchos, como lo es el espectáculo que lo traerá de regreso a nuestro país (Mondo Cane) donde rescata canciones populares italianas (!) y las instala en las discografías de los fans del rock de Faith No More, el eclecticismo de Mr. Bungle y la oscuridad de Tomahawk.
patton2el tema de los escupos, en entrevista a paniko.cl en 2009
La reunión con Faith No More los trajo a nuestro país 2 veces recientemente donde nuevamente se dio el lujo de enrostrarnos nuestro tercermundismo al rememorar aquella practica noventera de escupir a los artistas y pedir que lo hicieran de nuevo, pero ahora desde cancha vip, desde donde luego surgieron decorosas denominaciones para tal acto como el ‘momento kitsch’ del show.

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“Reunión de FNM? Conmigo no” Patton, en entrevista con stereowarning en 2008.
El regreso con la banda que lo lanzó a la fama se produjo luego de renegar tantas veces de la misma, de su música y de su ‘imposible’ regreso, que es donde se produce la paradoja que titula el post. Las razones de este regreso nunca han quedado del todo claras y se prestan para interpretaciones asociadas solo al lucro que produce una gira mundial únicamente con grandes éxitos y la nula pretensión de sacar un disco nuevo. He ahí donde la versatilidad de Patton y su prolífica carrera se  detienen para solo dejarnos un producto, un frontman que payasea con el animador que se le cruce por delante, con cualquier publico y recurriendo a los clichés que los anticuados héroes del rock han sobreutilizado por los años: “son el mejor publico del mundo”.  Paradójicamente la banda que lo lanzo a la fama, que los trajo al festival de viña y lo hizo rotar periódicamente por MTV cuando daban videos musicales, es la encargada de re-encasillar a este antihéroe y situarlo en el lugar que siempre renegó y al cual (si nos volvemos puristas) nunca debería haber vuelto, no lo necesitaba. Patton se movía cómodamente entre sus proyectos solistas alejados del rock y sus proyectos más ‘definidos’ con Mr. Bungle, Fantômas y Tomahawk, bandas quizá no tan populares como Faith No More, pero musicalmente respetables y que ojala algún día puedan ser vistas en algún escenario nacional. Tenía su rumbo propio, era el antihéroe que nos sorprendía con su abanico musical de cuando en cuando y nos llevaba a descubrir nuevas sonoridades musicales acompañados de su gran talento vocal. Pero este ‘libreto viejo’ en algún momento le sonó cómodo, este revival de los noventa que tanto les gusta a las disqueras y a los publicistas que no tienen que inventar cosas nuevas sino buscar eso que alguna vez ya funciono y ya esta probado, acepto, salió de gira una y otra vez y hasta quizás sea otra de sus ‘excentricidades’. La música y el nicho de fans ahora con el poder adquisitivo que no tuvieron en los ‘90 lo agradecen, pero también esperan que una vez que este ‘refrito’ se estruje hasta más no poder (existe algún limite?) podamos disfrutar de su versatilidad musical con el resto de sus proyectos.
patton1Su opinión sobre las reuniones por dinero y los discos, en entrevista citada por Radio Tiempo.
El año pasado se despidieron del mundo y de su gira en nuestro país, ahora (coincidiendo con la redacción de este post) se anuncia su regreso al Festival Maquinaria 2011 y a Rock In Rio 2011 , provocando alguna desazón entre sus seguidores [1] [2] [3] que guardaban entre sus tesoros aquel imborrable (?) recuerdo de aquella noche en que su banda favorita eligió al publico chileno para despedirse “por ser el mejor publico del mundo”.
patton6del baúl de los recuerdos, entrevista a Revista Rock&Pop en Septiembre de 1997.
* imagen principal via flickr @andrei83

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Los Cóvers


Hace un tiempo atrás, escribí sobre las bandas tributo, y luego se puso interesante la cosa en los comentarios, principalmente en la discusión sobre el rol de estas bandas en el escenario local, y su valor artístico.

En esta oportunidad, no se tratará de bandas de cóvers, sino de los cóvers en sí mismos.

Casi todo músico (y los aficionados a los instrumentos que multiplican la lista por mil), y especialmente en el rock, se inicia en el instrumento con la enorme sed de poder tocar la canción favorita, luego los temas del disco favorito, y así, de forma que en algún tiempo se arma un repertorio de cóvers en el cuerpo. Como esta condición es común a casi todos los músicos, algunas veces en ensayos, o en sesiones de grabaciones de discos, las bandas se proponen hacer sus propias versiones de temas que les han inspirado, individual o colectivamente.

No son pocos los casos en que bandas de renombre universal han dedicado discos completos a esta tarea, convirtiéndose en cover-bands de rompe y raja. Pero! el matiz, los colores, y los otros miles de millones de aportes que pueden hacer en sus versiones, especialmente cuando le agregan su sello propio, hace que un tema brillante como puede ser el original, adquiera un nuevo brillo, un lustre diferente, y no han sido pocas las ocasiones en que he preferido un buen cóver a su versión original.

Voy a hacer un ejercicio... les dejo mi top 20 de los cóvers, naturalmente, sin consultárselo a nadie, y sin pretender identificar a nadie en particular. Vea usted si le gustan, le revientan, o si habrá alguno que hizo falta poner en los 20.


Al final de esta página que Usted está leyendo hay una sección de comentarios, que convierte cualquier post en una delicia...

Acá el tracklist con mi top5 personal made in Chile: