El mes de la patria en pleno nos recordó, hasta la saciedad, el año en que el país celebra los 200 años de la Primera Junta Nacional de Gobierno, (no los de la Independencia, que es en 8 años más) que no es otra cosa que la simple institucionalización del poder en la por ese entonces República. En todos lados se flamean banderas, las grandes tiendas ofrecen endeudarse con el blanco, azul y rojo, y todos quieren ganar a costa del Bicentenario.
Dentro de toda esta fiesta, el rock chileno, dentro de su amplia gama de manifestaciones, ha tenido en estos últimos años una postura critica y un discurso contracultural marcado por ciertas canciones que, aunque pasen los años, no dejan de perder su vigencia. No, mientras no se realicen cambios profundos en el país alguna vez llamado "el jaguar de Latinoamérica". Esta es la primera parte de la lista de nuestros elegidos como los “No-Himnos del Bicentenario”:
Víctor Jara – Las Casitas Del Barrio Alto
Es uno de los himnos germinales. Inspirado en la canción de Malvina Reynolds e interpretada por Pete Seeger: 'Little Boxes', forma parte del disco El Derecho De Vivir En Paz de 1971, y pretendía señalar las diferencias sociales, educacionales y habitacionales de Chile a comienzos de los '70, y que cambiarían en el entonces gobierno socialista de la UP. Sabemos que las reformas fueron violentamente frenadas, y que hasta hoy se mantienen esas brechas sociales, con cifras brutales. Víctor describió de la siguiente manera la composición, durante su concierto en La Habana en 1972:
La canción se trata de un lugar que hay en Santiago. Recorriendo Latinoamérica me di cuenta que ese lugar se repite en otras ciudades, barrios que generalmente están puestos en colinas muy suaves, donde el aire es mas limpio, donde no hay contaminación atmosférica, donde las áreas verdes son mas hermosas. Claro, para estar de acuerdo con el lugar, las casas que se construyen son mas lindas, mas espaciosas, con ventanales maravillosos, desde donde se domina la ciudad, y a veces mas allá en la ciudad.
Claudio Narea – Rico El País
El ex-prisionero sacó su lado irónico en el primer single de su segundo disco, El Largo Camino Al Éxito (2006), para enumerar aquellas características que ha adoptado el común de los chilenos en los últimos años, principalmente victimas del manejo mediático que los embrutece día a día y los hace imitadores de productos del mercado, en lugar de inculcarles una identidad propia, el gran karma de este país que celebra por celebrar.
Rico el país tan informado
Con su gente exigente
Que sabe y crítica
Que vota por ideas y no por caritas
Rico el país del people meter’
Todos para arriba, todos para abajo
Rumores, culo y tetas garantizados
No me digas que tu sabes donde vives
No me digas que tu sabes lo que eres
Tráfico de drogas: aquella realidad patente en cada rincón de la ciudad, sin embargo, tan oculta por los medios, tapizada por los reportajes del consumo de marihuana y otras drogas en las poblaciones, sin apuntar a quienes les entregan la droga, solo enfocan el problema sin encontrar a los verdaderos culpables, que no viven precisamente en los suburbios de las ciudades, si no que se pasean de cuello y corbata por los barrios acomodados de la urbe. Los siempre descollantes Fiskales Ad-Hok ponen de manifiesto esta realidad tan latente y flagelante en esta canción de su disco Lindo Momento Frente Al Caos (2007).
Microtráfico en el Congreso,
En la oficina de correos
Microtráfico en el colegio
Y en el aeropuerto
En el patio de la universidad,
Con el tío de la furgoneta
Al lado de la biblioteca
O en la oficina municipal
La culpa es de la publicidad
Hace que quieras tener más y más,
La plata no te alcanza, la vida es tan cara
Y tu también quieres gozar
El único disco de los oriundos de San Bernardo es uno de los registros más actualizados de nuestro status-quo, donde cada canción denuncia un problema, una condición o característica de este pueblo encerrado por la cordillera y el mar. Desde la mala calidad de educación al centralismo regional, desde el arribismo como deporte nacional y lo malos para el fútbol que realmente somos.
Si el país se parte en trece
Y ya partieron la torta
Todo se lo come el centro porque el resto nada crece
Con tan sólo una visita
En período de elecciones
No se entienden los problemas que a la gente martirizan
Ni hablar de Rapa Nui
Siempre "tan mal ponderado"
No sorprende que ellos quieran ser colonia de otro lado
Los jóvenes se mueven desde el campo a la ciudad
Se pierden en la droga y en el mundo marginal
La gente allá en su casa no tiene ni pa' raspar
¿Darán en el Congreso otra solución parcial?
De hambre, frío, de mentira.
Una letra punzante y directa al chovinismo que se ha instalado estos últimos años en el inconsciente colectivo de nuestra sociedad. La composición de los hermanos Foncea se mete hasta con el himno nacional, para denunciar ciertos aspectos poco citados en la canción popular, y ocultos en los medios tradicionales. La canción es del primer y único disco de la banda, que llevo por titulo Dracma, lanzado en 1999.
Puro Chile es tu cielo azulado
Corrupción y Gobierno enamorados
El jaguar de Latinoamérica, ¡Hey!
Tenemos los récords más recordados
Número uno en discriminación
Número uno en contaminación
El dictador más famoso
Y el tenista más odioso
Si eres mapuche, mujer o niño
Debes saber que no tienes opinión
Y si necesitas quejarte
El Presidente no está de tu parte.
Otro discurso incendiario, literalmente: “Es hora de prender fuego a tu bandera”. Se posiciona en contra del patriotismo que el sistema y los grupos de poder imponen, como mecanismo de control, la falsa libertad y los escasos espacios reales de desarrollo. El disco Apgar:0, del año 2000, contenía un discurso y un mensaje acorde con este track, dentro del país que esperaba el nuevo siglo.
Patria, ¿qué mierda significa?
Un puño de tarados agitando sus banderas
Prisión patética y mental
Marionetas movidas con mayor facilidad
Se reirán de ti mientras te ven caer, caer
Te asfixiaran con la bandera si te ven retroceder…
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