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Política +Rock: El Britpop y su conflictiva relación con el Partido Laborista de Tony Blair


Uno de los principales documentales acerca del Britpop en la Gran Bretaña de los años '90 es “Live Forever: the rise and fall of britpop” (2003). El principal aporte de esta obra además de describir todo el movimiento cultural que surge en esos momentos, es la de colocar en el foco de la discusión la controversial relación que puede existir entre el rock y la política.

Existe un consenso en los entrevistados acerca de la decadencia cultural existente en la Inglaterra de los años '80, en donde el thatcherismo y el conservadurismo político dominaron el país por cerca de 20 años. Bajo estas circunstancias, comienza a crecer una generación que carecía de héroes o referentes con los cuales la juventud podía identificarse: habían crecido en una sociedad tradicional, conservadora y arribista que había limitado la escena y toda la rica tradición musical que se había construido en los años '60 y '70.



A comienzos de los '90, surgen vientos de cambios artísticos asociados a la movida de Manchester -Madchester- con Stone Roses, The Charlatans, Happy Mondays, entre otros. Pero es sólo tras la muerte de Kurt Cobian, cuando surge la necesidad de generar nuevos héroes capaces de reflejar un sentimiento de orgullo patrio desde el rock: brota en ese momento el Britpop, con un sinfín de bandas dispuestas a aprovechar ese minuto de gloria. De todas esas bandas, el documental se concentra en las bandas que mayor éxito comercial tuvieron: Oasis y Blur. Ambas, desde polos opuestos, comenzaron a construir el ideario juvenil anti-norteamericano, patriótico, y que reciclaba toda la gloriosa tradición musical inglesa. Oasis representando a la clase baja que cumple los sueños de triunfar; Blur desde la intelectualidad de una clase media que se ríe de la sociedad conservadora.

Sin embargo, esta nueva revolución cultural obviamente fue apoderada por el negocio musical encarnado en las revistas más importantes del país: New Musical Express (NME) y Q Magazine. A partir de ahí, no pasó mucho tiempo para que la misma política que renegaba al britpop apareciera en escena para distorsionar el movimiento.

El documental da a entrever que el Partido Laborista de Tony Blair utiliza la figura del britpop para entusiasmar a los jóvenes con su candidatura y asegurarse las elecciones como Primer Ministro. La idea era simple: Tony Blair debía aparentar ser tan “cool” como los músicos para conectarse con la juventud, y de ese modo, vencer al partido conservador. En este sentido, Blair utiliza una estrámbotica campaña publicitaria respaldada por NME y Q Magazine para que el britpop sea un sinónimo del laborismo.

Al hablar de ese periodo electoral, es común entre los entrevistados mencionar cómo en estas revistas estaba totalmente prohibido hablar en contra del otrora Primer Ministro británico, y cualquier crítica era después causal de amenazas por parte del Partido Laborista, que, finalmente, decidía qué bandas tenían más tribuna en las revistas. Bajo esta perspectiva, se entiende la manera cómo finalmente Oasis “derrota” a Blur en la carrera mediática surgida desde NME, ya que el propio Damon Albarn -líder de Blur- aparece señalando las extrañas llamadas telefónicas que recibía “recomendándole” que no hablará en contra de Blair. En este sentido, Noel Gallagher -líder de Oasis- es quien cae en la trampa mediática y se convierte en el icono de la campaña electoral del laborismo. El final es conocido, Tony Blair ganas las elecciones y se queda 10 años en el poder.

El documental deja la sensación de decepción por la manera como toda una contracultura termina siendo utilizada por la política y el negocio musical a favor de ideas contrarias a las que originaron el Britpop. Este filme es interesante para conocer el origen, apogeo y decadencia del movimiento; como también, para comprender la influencia de los medios de comunicación y de la política para (des)potenciar la cultura.



ANEXO:Documental online a través de Cuevana.

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