> ,

Grados de separación (así nace un melómano)

No son pocos los que empezaron a escuchar música, y a enamorarse de ella, con una canción de la radio, tal ve de un músico que hoy renegamos. En nuestra editorial, ponemos sobre la mesa la reflexión de cómo un melómano puede formarse gracias a una canción pop.


Primera aclaración: las líneas para esta editorial iban a ser otras, sin embargo, hace un día me pasó algo y me llamó la atención, y sentí la necesidad de contarlo en este espacio. En este medio, precisamente. 

Haciendo zapping, me topé con el ya viejo canal MTV y estaba pasando un video de una boyband. Me pareció extraño ver un videoclip en el otrora canal exclusivo de música y más raro aún ver a una de estas agrupaciones adolescentes en el 2013. En fin, lo que estaba pasando MTV era el video de One Direction con ‘Live While We’re Young’. 

Sí, la cancioncita esa que arranca igualito a ‘Should I Stay Or Should I Go’ de los inagotables The Clash. 

Luego de refunfuñar y putear semejante “falta de respeto” (¿cómo era posible que le estuvieran haciendo eso a la memoria de Joe Strummer?), me quedé pensando por un instante ya con los paños fríos y la tolerancia que te dan los años en esto de la crítica musical. Pensé en que en ese momento, mientras yo me dedicaba a recitar “bellas” palabras a las progenitoras de aquellos jóvenes ingleses, había una niña en alguna parte del mundo descubriendo indirectamente a The Clash gracias a One Direction. Y eso no puede ser malo. 

Una opinión discutible. Un ají jalapeño recubierto con merkén para el criterio de nuestros viejos melómanos. Pero acá va mi punto: todos tenemos nuestros héroes de infancia y adolescencia musical. Todos comenzamos oyendo a alguien, cautivados por su juventud, por su rebeldía o por su talento. A mi, por ejemplo, a los Beatles me los presentó formalmente Michael Jackson, con la hermosa versiónde  'Come Together' que salió en la película Moonwalker. Tenía como seis años y a pesar que en casa se escuchaba a los de Liverpool, nadie me los había presentado. Entonces, ¿por qué sería malo que un producto fabricado para que lo escuchen las masas contenga este mensaje subliminal cargado de lo que nosotros consideramos buena música? 

Quizá algunos, criados en hogares más melómanos que otros, hayan tenido un acceso mucho más rápido a cosas que hoy disfrutan, aman o simplemente consumen con la arrogancia con la que se le llama “música de verdad” a la música de los grandes compositores clásicos del siglo XVIII, pero desde lo pop. 

Para mí, algo interesante de la música es lo que uno arranca oyendo en la adolescencia, en la mayoría de los casos -y no se ofendan si ustedes nacieron con un disco de King Crimson sonando al pie de su cuna- esas melodías del mejor pop que sonaba en la radio. La fascinación de los singles. Es allí donde comienza la pasión de un amante de la música. Porque, para los que estábamos metidos en el constante deseo de aprender, o se aprendía con los amigos (que lo involucraban a uno hacia ciertas tendencias o gustos) o se aprendía a través de la radio. 

Eso no ha cambiado. La música sigue siendo la gran red social. Une a la gente y forma sus gustos según las personas con las que estamos en contacto. Es inevitable. Este medio nació así, sin ir más lejos. Es por la gente que oímos música y la compartimos con y para la gente. En especial la música popular. Uno puede disfrutar de la música en la soledad, pero no hay nada mejor que oír, pensar y conversar de música con los amigos. Alabar a unos y destruir a otros, embarcarse en discusiones sobre esta canción o este álbum. Asombrar y asombrarse. 

¿No es acaso ese el espíritu de +R? ¿Tratar de compartir esas cosas que sabemos, de acercar esos grados de separación entre una canción y una película, un disco y un libro, un músico y su ideología? ¿Hablar de música más allá de la música? 

Pero nos vamos poniendo viejos. O por lo menos, creemos que nuestras almas envejecen. Nos quejamos y hablamos de cómo “todo tiempo pasado fue mejor”, de cómo “las canciones de hoy no son como las de antes”, valorando con nuestras nostalgias de jóvenes la música de los más jóvenes. Y es normal ese proceso. El del conocimiento y la evocación, el de decir que “todo tiempo pasado fue mejor”. Pero no es necesariamente una señal de envejecimiento. 

Existe, por supuesto, una relación extraña entre la música pop y el pasado, pero más por nuestros recuerdos que por nuestro deseo de aprender. Nuestros recuerdos nos envejecen, pero nuestra sed de conocimiento nos hará eternamente jóvenes. Esa sed que despertó en nuestras habitaciones cuando oímos esa primera canción que nos puso a bailar, que hizo que nos rebeláramos contra las políticas de las puertas abiertas en casa, que nos invitó a jugar a la privacidad, a cerrarle la puerta de nuestras vidas a nuestros papás, ponernos unos audífonos, a maravillarnos en el descubrimiento de oír. Emocionarse con una canción porque habla justo de lo que nos pasa. 

Como estoy seguro que le puede pasar a algún fan de One Direction en estos mismos momentos: que en su búsqueda personal, alguien le cuente la historia de cómo esa canción nueva tiene su origen en un clásico de un grupo de punk, británico también, fundamental en el devenir histórico de la música rock, y que habían otros como ellos, ahí mismo en Inglaterra y se llamaban Sex Pistols, que sacaron un solo disco pero influenciaron de manera indeleble el alma de la siguiente generación, la del postpunk, con Joy Division a la cabeza, también de corto andar, pero que sin ellos es difícil entender a los monumentales Radiohead, y... Muse, Grizzly Bear, Blur, David Bowie, Pink Floyd, The Who, The Kinks... 

Como me pasó a mí, y de seguro a muchos de ustedes. 

Así, estoy seguro que ayer, mientras hacía zapping en casa, en alguna parte del mundo, alguna niña linda amante de One Direction inició su camino hacia The Clash. Inevitablemente. Y eso es muy bonito. 

Con esta historia, quise iniciar con ustedes esta nueva etapa y edición de +Rock, con el sueño de que encuentren en las palabras acá escritas algo de qué conversar, que se sorprendan con nuevos sonidos. Los invitamos a descubrir la música, el rocanrol; a compartir sus historias que pudieron haber nacido de algún número #1 de los rankings o de alguna experiencia en un concierto. 

Bienvenidos a +Rock 2013.

0 comentarios:

Publicar un comentario