La cadena evolutiva de los soportes para reproducir música, según mi parecer, hasta ahora lleva 4 grandes hitos. El primero es el disco de acetato, que fue el primer formato de "alcance masivo". El segundo el cassette, que permitió portar hasta 120 minutos de audio en una cajita que contenía una cinta (esta explicación para el segmento adolescente y nativo digital). Luego está la digitalización, consagrada al disco óptico compacto (CD), y finalmente el MP3.
Claro, muchos más de cuatro son los formatos en los que mutó, desde los discos de acetato, los vinilos, los cartridges, los cassettes...grandes momentos del desarrollo tecnológico, aunque bien podría reconocerse que el cassette fue un avance en portabilidad, pero un retroceso en calidad.
La cuestión es que la hegemonía del mp3, se sostuvo sobre la base de un archivo digital indestructible, a diferencia de un disco compacto, y con varias ventajas insuperables respecto de cualquier otro medio, como son el hecho de que permite un pirateo simple e impune (al que no le tengo ningún asco), simultaneo a la mejora en los anchos de banda de los proveedores de internet, la proliferación de portales de descarga y el aumento de capacidad y variedad de soportes para llevarlos a donde se quiera.
Los archivos MP3, reducen el tamaño de el archivo mediante una técnica de reducción de frecuencias de sonido. En otras palabras, le quitan algunos "imperceptibles" elementos, y así queda más liviano. En otras, otras palabras, son un bolso que lleva lo básico, que para reducir carga, eliminó parte del contenido.
Un buen día (hace tieeeeeeempo), y provisto de buenos audífonos, comparé el resultado de un archivo mp3 típico (de 128k), con el mismo tema desde el CD... y entonces me dí cuenta que debía consultar un otorrino, porque mi audición estaba un poco menos fina que la motricidad de un manatí.
En un doloroso proceso de autoflagelación emocional, me castigué por haber coleccionado tanto emepetrés, y haber promovido la escacez en mi colección de discos. Claro que fue un castigo moral, ud. no está leyendo a un masoca.
La cuestión es que no siendo un experto tecnológico, y sin pretender hacer de ésta, una revisión técnica sobre materias en las que prácticamente soy analfabeto (como lo computacional o lo técnico tras los aparatos), me permito contarles sobre un nuevo hallazgo retardado: Los archivos "loseless", o sea sin pérdida.
FLAC!!!!
La experiencia buscando un reproductor no fue muy satisfactoria, pero me he esmerado al punto de conseguir uno hasta para mi celular, y definitivamente he redescubierto mucha música, a partir del simple hecho de volver a escucharla al menos tan bien como un CD. El "costo", bueno un mismo archivo que en mp3 de buena calidad pesa 5mb, ahora pesa 25mb... y sepa ud. que valen la pena, cada bit de esos sí suenan, y lo suficientemente bien para que no se moleste en configurar un ecualizador en su reproductor favorito.
Luego de repasar parte de la discografía de Pink Floyd, y uno que otro por ahí, me siento como un ciego que vuelve a ver.
La única exigencia para disfrutar a plenitud, es disponer de buenos audífonos, o de buenos parlantes.
Acá una excelente página para leer todo sobre flac y archivos sin pérdidas, y conseguir reproductores: http://blog.bowers-wilkins.com/sound-lab/definitive-guides/the-definitive-guide-to-24-bit-flac/
Eso no más, como quien dice... ya le pasé el dato.
hay mucho taliban que, tambien impulsado por ese afan de estar siempre en la ultima chupa del mate, cambia sus costumbres por ese purismo del loseless.. que al final, desde mi punto de vista lo considero una pelotudez.. casi un cinismo, para que bajar 400 mb de un disco si lo puedes tener en 100mb? una paja, considerando que para poder disfrutar de aquella calidad, debes invertir en buenos audifonos o buen reproductor con mas almacenamiento, lo que podrias hacer perfectamente si tienes el dinero, comprando los discos, lo que considero mucho más romantico en el sentido del coleccionismo y el amor por la musica.. o sea, si me gusta la musica prefiero medirla en metros lineales de repisas o estantes (por decir algo) que en terabytes.
al final es cosa de gustos y apreciaciones.