El disco homónimo de Los Tres fue el primer álbum que lanzaron al mercado, su aparición se enmarca histórica y culturalmente como un paradigma del rock nacional de los 90.
Histórico, porque nuestro país a comienzos de los 90 comenzaba a vivir en democracia, muchos aspectos de la vida en sociedad se debieron retomar o peor aún, muchos se debieron sembrar y cultivar, esta nueva realidad repercutió en todos los ámbitos de la contingencia nacional, y obviamente también en la música, es que pasar de una dictadura absoluta a una “dictadura constitucional” con libertad social no es fácil, el nuevo orden entregó la posibilidad de expresarse bajo un alero democrático, este factor dio pie para que Los Tres - un grupo que según el mismo Henríquez tiene una tradición política originada en su natal Concepción-se manifestara con énfasis en su primer disco respecto del proceso político-histórico anterior y que el país comenzaba a dejar atrás.
Los discos de Los Tres, siempre han tenido la canción protesta como parte de su esencia, en su álbum homónimo, canciones como Pájaros De Fuego y Primera vez hacían hincapié en el rechazo hacia el régimen autoritario anterior de manera clara y contundente, este pequeño paso constituyó un avance revitalizador, para el joven que en ese entonces buscaba referentes y que esperaba encontrar un espaldarazo en la música y por otro lado para el Rock como movimiento, el cual necesitaba de una protesta pública y artística masiva con amplia difusión en radios y televisión.
Además de paradigma histórico, el álbum Los Tres es también un paradigma cultural; porque es un símil a escala nacional de lo que fue el Nevermind de Nirvana para la escena norteamericana y en definitiva para la escena mundial, el 24 de Septiembre del 1991 fue publicado aquel venerado álbum, el mismo año pero 20 días antes, Los Tres dieron el punta pie inicial para un cúmulo de bandas rockeras que comenzábamos a escuchar en las radios, salía a la venta su disco homónimo , todo un acierto, pues la verdad es que la escena nacional necesitaba energía inyectada con jeringas en ambas orejas, un aletargado movimiento punk para mi gusto demasiado empecinado en mantenerse como parte de un movimiento underground sobrevalorado y un rock latinoamericano eternamente cuestionado por su poco compromiso respecto de la situación política que la década de los 70 y 80 vivían países como Chile, Brasil y Argentina pedía a gritos un giro y renovación.
La trascendencia histórica y cultural de Los Tres a partir de los 90 es cuestionada por autores como Fabio Salas en su libro “El Grito Del Amor” (1998), aludiendo que la importancia de Los Tres para la escena artística nacional no sería tal y que la relevancia de la banda en la escena rock chilena es más bien fruto de la acción publicitaria sostenida del sello musical internacional con el cual grabaron su 2º disco y de una prensa que aprovecho dicha oleada, más que por una repercusión profunda y sincera en la juventud que iniciaba un ciclo junto con los cambios que el país vivía en los 90. Dicha afirmación es cuestionable, toda vez que ya han pasado 20 años de producción musical de esta banda, lanzando recién el año pasado su último disco; Coliumo, el cual nació como un homenaje a las víctimas del 27F.
El álbum Los Tres, es también el Nevermind chilensis porque a través de él, la banda supo surfear y masificar su mensaje Político-cultural a puro rockabilly y folklore al ritmo de los medios pero sin caer en lo burdo y estandarizado, tal como Nirvana logró hacerlo a nivel mundial apoyado en una maquinaria mediática mayor que la criolla que era apuntalada por una propuesta musical fresca y diferente.
Es necesario agregar que el desarrollo musical de Los Tres a lo largo de estos 20 años, se vio favorecido porque sus integrantes conforman una mezcla que personalmente encuentro genial y completa; un vocalista acostumbrado a componer canciones de amor y odio, de protesta política y social, o simplemente, de crónicas que tienen su origen en la idiosincrasia nacional, siempre desde un correlato no desde lo obvio o predecible, la poesía urbana es el fuerte de Henríquez. A este se suman dos músicos de excelencia como lo son Ángel Parra y Roberto Lindl, el primero guitarrista formidable, para mi gusto uno de los mejores en Chile, con un pasado en el Jazz, y Lindl con estudios de conservatorio en Viena…imagínate que es eso! Ambos aportan la clase al grupo y la capacidad técnica para pasar del folclor a un rock setentero o de un Rockabilly a un Bolero, todo este cuadro precioso con el telón de fondo que proporciona un capo del jazz como lo es Francisco Molina en la batería.
Es justo y necesario que el Sábado 9 de julio en el Caupolicán Los Tres celebren los 20 años del lanzamiento de su primer álbum, hay historia y contenido detrás de estos músicos, algo me dice que tanto ellos como la música chilena merecen esta celebración.
Que buena columna!!!
Aunque si bien el nevermind es una buena comparacion por el contexto del 91', me parece que puede ser comparado tambien con el "Revolver" de The Beatles.