Tengo un serio problema con la gente que se refiere a lo “indie” como parte de una estética musical. No porque no entienda a lo que se refieren cuando clasifican a un artista como indie desde lo estético, sino porque ellos mismos en su mayoría, no tienen la menor idea de qué va eso.
Pero más allá de esa molestia causada por una inocencia respetable en la torre de Babel que significa hablar de música, lo que me molesta es que la gente que habla de “indie” se refiere en la mayoría de los casos – y de forma indirecta – al valor que posee cierta música o cierto artista por “clasificar” dentro de ese género. Ese prejuicio sí que molesta, y no es porque tenga una postura delante de ese estigma "indie” y quiera ir en contra del mismo (como suele suceder con todos aquellos que creen que ser “indie” es ir contra la corriente), sino todo lo contrario.
Si uno se pone a mirar hacia atrás, se dará cuenta de la cantidad de artistas “indie” que hemos escuchado en la vida. Si bien el fenómeno en materia estética puede atribuírsele rápidamente a R.E.M. o, más atrás, a Velvet Underground; lo “indie” – abreviación de independiente – no tiene que ver con un estilo musical, sino con un estilo de negocios en la música. Un estilo que se aparta del modelo corporativo establecido en grandes sellos discográficos y busca su propia distribución y difusión.
Más allá del estilo y de la forma, los sellos independientes son los responsables de grandes cambios en la cultura musical. El primer gran cambio lo gestó Sam Phillips, fundador de Sun Records, un hombre blanco ávido de grabar artistas negros en una época separatista y difícil de navegar si se era “de color”. Phillips fue un recluta de aquellas cosas que los grandes sellos no querían por razones de ética y de moral. Carl Perkins fue Sun Records. Jerry Lee Lewis también. Johnny Cash pasó por ese famoso estudio. Y por supuesto, por ahí pasó el iconoclasta mayor: Elvis Presley.
“Nos van a echar de esta ciudad cuando llevemos esto a la radio”, cuenta la tradición escrita que fue lo que dijo el viejo visionario Phillips después de grabarle “That’s All Right (Mama)” al joven Presley en 1954. Y tenía razón. Lo que Phillips hizo era blasfemia. Convertir a un blanco en el negro más negro que tenía todo Tennessee.
Lo que grabó Phillips con Sun Records en la independencia fue un catálogo que hirvió rápidamente y disparó la inquietud de millones de jóvenes durante la segunda mitad del siglo XX. Los Beatles le deben al espíritu “indie” de Phillips su carrera, o por lo menos, la inspiración detrás de la misma. Podemos decir que Elvis fue el primer “indie” reconocido mundialmente.
El siguiente atrevido en adherir a la política de lo “indie” fue Frank Sinatra, quien venía de asestarle un golpe al establishment de los discos en Estados Unidos con su álbum “In The Wee Small Hours”, todo un experimento en una época en la que el sencillo de 45 pulgadas era el rey del mercado. Sinatra convenció a Capitol de que lo dejara lanzar un disco de 12 pulgadas con 8 canciones, algo inusual y muy peligroso para los negocios en aquella época – las tiendas estaban dedicadas a las ventas de sencillos de 45” y venderles la idea de uno de 12” no estaba en el libreto ni de la disquera, ni de los distribuidores. Aún así, Sinatra se salió con la suya, y aquel longplay fue un éxito.
Pero tanto forcejeo con la disquera y sus ejecutivos cansó al gran Sinatra, y decidió irse del sello y buscar refugio para él y los suyos en una empresa independiente. Así nació Reprise y con él, “Ring-A-Ding-Ding”, en 1961. Sinatra, el hombre de la voz inolvidable y las canciones perfectas, se convirtió pues, en un segundo e ilustre “indie”.
En el caso de Sinatra, artistas como The Kinks, Jimi Hendrix y Dean Martin conservaron libertad editorial y autoral de sus obras con Reprise, incluso hasta veinte años después de haber sido publicadas. Similar a lo que le sucedió a Phillips con Presley, que debió venderle el contrato a RCA Victor por 35 mil dólares en 1955 – a Sinatra se le acabó rápido la plata y Warner Records absorbería el sello tres años después de su origen. Independientemente de todos estos hechos, Sinatra fue clave en el desarrollo de la filosofía “indie”.
Antes de Reprise hubo unos cuantos más, como Stax y Motown, que se fundaron por esa misma época. Y más adelante irían apareciendo muchos más sellos que adherían a lo “indie” desde el negocio de la música, más que desde la música como tal. Notables casos como Factory Records en Inglaterra a finales de los setenta, que albergaron en sus filas a Happy Mondays y a Joy Division, o Def Jam, la cuna industrial del hip-hop como hoy lo conocemos.
Casi todo lo revolucionario que se conoce en la música ha comenzado “indie”, es decir: dentro del marco de lo que un artista puede llegar a lograr con su música en un modelo de negocios desarrollado por unos cuantos que, buscando su propia forma de hacer las cosas, encontraron a los artistas que eran, en el momento que era, bajo las circunstancias que eran. Todo tiene que ver con estar en el lugar correcto en el momento correcto.
Sub Pop, el gran canal discográfico de la primera mitad de los '90, nació en 1979 en la ciudad de Olympia como una revista. Siete años más tarde, se trasladaron a Seattle para formarse como sello independiente y ser los impulsores del sonido Seattle. Ahí fue donde llegó Nirvana en 1987 a grabar sus primeras maquetas. Sabemos lo que pasó después.
Muchas veces me hago la pregunta qué es el “indie”. Me la he hecho de manera personal y se la he hecho a varios fanáticos de la música. La he hecho porque, en materia de conocimientos, el indie comenzó con el descubrimiento de Joy Division, en un Manchester gris, uniformado por el Estado, en cabeza de un genio de la composición de grandes canciones de pop como fue Ian Curtis. Y me parece curioso que todo lo “indie”, después de averiguar, leer y escuchar música, venga de esas épocas de blanco y negro, después de la Segunda Guerra Mundial y el levantamiento del Muro de Berlín, que quiso uniformar a la cultura misma separando con concreto el mundo, y fracasando en el intento.
Y no puedo entender por qué, en un mundo tan colorido como es el indie – esa fuerza de negocios que se atrevió a pintar el espíritu de su tiempo desde Elvis hasta Adele – se sigue buscando una razón, un color, un uniforme estético a la inspiración, al arte, a la música, que pinta con descaro y sin discriminación, el espíritu de nuestros tiempos.
Pero más allá de esa molestia causada por una inocencia respetable en la torre de Babel que significa hablar de música, lo que me molesta es que la gente que habla de “indie” se refiere en la mayoría de los casos – y de forma indirecta – al valor que posee cierta música o cierto artista por “clasificar” dentro de ese género. Ese prejuicio sí que molesta, y no es porque tenga una postura delante de ese estigma "indie” y quiera ir en contra del mismo (como suele suceder con todos aquellos que creen que ser “indie” es ir contra la corriente), sino todo lo contrario.
Si uno se pone a mirar hacia atrás, se dará cuenta de la cantidad de artistas “indie” que hemos escuchado en la vida. Si bien el fenómeno en materia estética puede atribuírsele rápidamente a R.E.M. o, más atrás, a Velvet Underground; lo “indie” – abreviación de independiente – no tiene que ver con un estilo musical, sino con un estilo de negocios en la música. Un estilo que se aparta del modelo corporativo establecido en grandes sellos discográficos y busca su propia distribución y difusión.
Más allá del estilo y de la forma, los sellos independientes son los responsables de grandes cambios en la cultura musical. El primer gran cambio lo gestó Sam Phillips, fundador de Sun Records, un hombre blanco ávido de grabar artistas negros en una época separatista y difícil de navegar si se era “de color”. Phillips fue un recluta de aquellas cosas que los grandes sellos no querían por razones de ética y de moral. Carl Perkins fue Sun Records. Jerry Lee Lewis también. Johnny Cash pasó por ese famoso estudio. Y por supuesto, por ahí pasó el iconoclasta mayor: Elvis Presley.
“Nos van a echar de esta ciudad cuando llevemos esto a la radio”, cuenta la tradición escrita que fue lo que dijo el viejo visionario Phillips después de grabarle “That’s All Right (Mama)” al joven Presley en 1954. Y tenía razón. Lo que Phillips hizo era blasfemia. Convertir a un blanco en el negro más negro que tenía todo Tennessee.
Lo que grabó Phillips con Sun Records en la independencia fue un catálogo que hirvió rápidamente y disparó la inquietud de millones de jóvenes durante la segunda mitad del siglo XX. Los Beatles le deben al espíritu “indie” de Phillips su carrera, o por lo menos, la inspiración detrás de la misma. Podemos decir que Elvis fue el primer “indie” reconocido mundialmente.
El siguiente atrevido en adherir a la política de lo “indie” fue Frank Sinatra, quien venía de asestarle un golpe al establishment de los discos en Estados Unidos con su álbum “In The Wee Small Hours”, todo un experimento en una época en la que el sencillo de 45 pulgadas era el rey del mercado. Sinatra convenció a Capitol de que lo dejara lanzar un disco de 12 pulgadas con 8 canciones, algo inusual y muy peligroso para los negocios en aquella época – las tiendas estaban dedicadas a las ventas de sencillos de 45” y venderles la idea de uno de 12” no estaba en el libreto ni de la disquera, ni de los distribuidores. Aún así, Sinatra se salió con la suya, y aquel longplay fue un éxito.
Pero tanto forcejeo con la disquera y sus ejecutivos cansó al gran Sinatra, y decidió irse del sello y buscar refugio para él y los suyos en una empresa independiente. Así nació Reprise y con él, “Ring-A-Ding-Ding”, en 1961. Sinatra, el hombre de la voz inolvidable y las canciones perfectas, se convirtió pues, en un segundo e ilustre “indie”.
En el caso de Sinatra, artistas como The Kinks, Jimi Hendrix y Dean Martin conservaron libertad editorial y autoral de sus obras con Reprise, incluso hasta veinte años después de haber sido publicadas. Similar a lo que le sucedió a Phillips con Presley, que debió venderle el contrato a RCA Victor por 35 mil dólares en 1955 – a Sinatra se le acabó rápido la plata y Warner Records absorbería el sello tres años después de su origen. Independientemente de todos estos hechos, Sinatra fue clave en el desarrollo de la filosofía “indie”.
Antes de Reprise hubo unos cuantos más, como Stax y Motown, que se fundaron por esa misma época. Y más adelante irían apareciendo muchos más sellos que adherían a lo “indie” desde el negocio de la música, más que desde la música como tal. Notables casos como Factory Records en Inglaterra a finales de los setenta, que albergaron en sus filas a Happy Mondays y a Joy Division, o Def Jam, la cuna industrial del hip-hop como hoy lo conocemos.
Casi todo lo revolucionario que se conoce en la música ha comenzado “indie”, es decir: dentro del marco de lo que un artista puede llegar a lograr con su música en un modelo de negocios desarrollado por unos cuantos que, buscando su propia forma de hacer las cosas, encontraron a los artistas que eran, en el momento que era, bajo las circunstancias que eran. Todo tiene que ver con estar en el lugar correcto en el momento correcto.
Sub Pop, el gran canal discográfico de la primera mitad de los '90, nació en 1979 en la ciudad de Olympia como una revista. Siete años más tarde, se trasladaron a Seattle para formarse como sello independiente y ser los impulsores del sonido Seattle. Ahí fue donde llegó Nirvana en 1987 a grabar sus primeras maquetas. Sabemos lo que pasó después.
Muchas veces me hago la pregunta qué es el “indie”. Me la he hecho de manera personal y se la he hecho a varios fanáticos de la música. La he hecho porque, en materia de conocimientos, el indie comenzó con el descubrimiento de Joy Division, en un Manchester gris, uniformado por el Estado, en cabeza de un genio de la composición de grandes canciones de pop como fue Ian Curtis. Y me parece curioso que todo lo “indie”, después de averiguar, leer y escuchar música, venga de esas épocas de blanco y negro, después de la Segunda Guerra Mundial y el levantamiento del Muro de Berlín, que quiso uniformar a la cultura misma separando con concreto el mundo, y fracasando en el intento.
Y no puedo entender por qué, en un mundo tan colorido como es el indie – esa fuerza de negocios que se atrevió a pintar el espíritu de su tiempo desde Elvis hasta Adele – se sigue buscando una razón, un color, un uniforme estético a la inspiración, al arte, a la música, que pinta con descaro y sin discriminación, el espíritu de nuestros tiempos.
No se olvide de Matador Records, otro gran sello "indie" actual. El termino original de "indie" esta dado a las bandas o cantantes que no tienen contrato con un sello dicografico, y graban de manera autónoma sus discos y los distribuyen ellos mismos, tuvo su mayoe auge en los años 90's pero venia desde mucho antes, como bien lo expones en tu post. El resto, es pura paja molida.
Lo que pasa es que cuando una palabra lleva demasiado tiempo siendo usada va tomando las características de los jóvenes de turno que la usan. Eso pasa con los "hipsters" ahora, que no tienen nada que ver con los "hipsters" de los años 40, que fue cuando esa palabra nació.
Actualmente lo indie se refiere a una estética de jóvenes sub 25 que no tienen idea de música, pero llevan cierto tipo de ropa y peinado, solo escuchan lo que esta pegando en el momento, con algunas excepciones por supuesto, pero en su mayoría no cachan una, y es lamentable pero la mayor culpa la tiene Internet, ¿por qué?, porque con la descarga de canciones sueltas le da la facilidad al chiquillo/chiquilla de escuchar solo lo que le gusta, en el momento que le gusta y el resto chao, no necesitan investigar a la banda, no necesitan saber de donde viene esa música y hacia donde va, bastan solo esos 3 o 4 minutos que dura una canción y el concierto de la mejor banda del mundo que no se van a perder por nada... que curiosamente es la que esta de moda, y cada banda de moda es su banda del alma y se mueren si no los ven en vivo, has cachado eso jajajaja!
Y claro, los indies son un buen negocio para alguien, como pasa con todo; cantantes, actores, revistas, equipos de fútbol. Por eso hay que aprovechar la música cuando es recién descubierta y creada, porque cuando alguien le vea el negocio ya sabemos que empezó a morir y obviamente, dejo de ser indie.
Buen post!
Saludos!