Hablamos con Iván Daguer, director de los sellos discográficos Yellow Moon Records y Pasta Base Records, quien con un extenso currículum como crítico de música en NYC, productor y gestor importantísimo en la escena independiente nacional, creó el Yellow Moon Fest.
"Todo se basa en la magia de la autogestión", dice Iván. Eso es tan importante para él que no le interesa trabajar con auspiciadores. Ni siquiera se lo cuestiona, confiesa. “Eso es venderse al diablo, significa pasarlo mal. Y hasta ahora lo estamos pasando muy bien como para tener que recurrir a eso”.
La prioridad de Yellow Moon es en la escena independiente, las nuevas apuestas musicales y la autogestión. Fuimos al festival (al que nos referiremos más adelante) y conversamos sobre opciones de vida, libertad y las ganas de pasarlo bien en la vida.
¿Cómo surge Yellow Moon Records?
El surgimiento de Yellow Moon va de la mano con la última edición que hizo Pasta Base Records en Estados Unidos. Editamos a un grupo que se llama Psychedelic Schafferson Jetplane, incluso lo lanzaron en Australia. Logró muy buenas críticas lo que provocó que lo distribuyera Matador Records (a través de su filial Matador online direct). Fue un logro súper importante para todos nosotros. Todo eso tiene relación directa con el nacimiento de Yellow Moon, aquel hito nos permitió abrir algunas puertas en el extranjero, lo que hizo más fácil lograr el contacto directo con la gente que tenía sellos emergentes en aquella época y que le interesaba distribuir sus discos.
Toda la historia del sello comenzó con un único aporte de 50 dólares. Y ya llevan 4 años funcionando. Empezó como una “jugarreta”, dice Iván, y la política del “poco a poco” ha sido la constante para poder lograr los objetivos del sello. Yellow Moon Records es una disquería online que sólo distribuye, posee un catálogo que tiene felices a sus seguidores. Incluyen bandas nacionales independientes y exitosas en el extranjero como Follakzoid o The Holydrug Couple. Tienen, además, una lista de grupos finísima, especializada en títulos contemporáneos, entre los que destacan: Om, The Garbage & The Flowers, Mac De Marco y White Fence. En Chile, distribuyen a Bym Records, Algo Records, Hueso Records. Y sólo importan en formato vinilo: “Somos coleccionistas. Bueno, más que coleccionistas nos gusta comprarnos hartos discos”, nos cuenta Daguer. También hace algunos años editaron un EP de La Hell Gang. Hay ambición en todo, siempre se quieren lograr más cosas.
¿Sientes que aun les faltan muchas cosas por concretar como sello independiente?
¿Para qué ponerse tan ambicioso si se compensa por otros lados? Todo es factible en la medida de que las cosas funcionen como a nosotros nos gusta. Y eso, significa pasarlo bien.Ojalá todo esto se convierta en un trabajo de tiempo completo. Pero que no implique levantarse en la mañana así como ¡puta la weá, qué lata, un cacho!
¿Por qué es tan importante la autogestión para ti?
Es la única manera en que puedo canalizar y concretar un montón de cosas. Quizás tiene que ver con los estilos de vida, opté por hacer las cosas que me gustan, en vez de estar en una oficina diez horas y de gris. (Pausa) No, gracias.
Hay mucho trabajo en todos los logros que han tenido. Pero, ¿Y el asunto monetario, se logra vivir tan épicamente?
Obviamente, no nos da para vivir. Pero estamos trabajando en eso, en ir formando nichos de gente que pueden compartir ciertas cosas en común. Buena onda, apelamos a la buena onda y exponemos eso a las personas claves. Yo creo que esa condición, va abriendo poco a poco un espacio que es tuyo y que lo pudiste crear con gente que está en la misma. Ése es el espíritu, somos todos amigos, la ampli del festival es de amigos, los músicos son amigos ¡Se cobra una luca la entrada! O sea, es un precio simbólico que es para solventar sólo los gastos operacionales.
Yellow Moon Records es una disquera donde el fin es tener un catálogo de discos bastante a la par con el objetivo que buscan. No tiene nada que envidiarle a alguna distribuidora en Norteamérica, Australia o Europa...
Poco a poco hemos ido consiguiendo logros que son súper importantes y encontramos un pequeño nicho de gente que tiene la necesidad de buscar otra música.
Se ven dos escenas a nivel under en Chile, ¿qué opinas sobre la escena independiente y la micro escena musical que está surgiendo?
Hay harto feedback entre ambas escenas, tiene mucho que ver con el éxito de las bandas chilenas que también por algún motivo siempre estuvieron cercanas a ellas.La micro escena representa a una generación de recambio en la música independiente chilena. Incluso, más de que pertenezcan a una subescena, es una especie de radiografía de lo que esta pasando acá a niveles más subterráneos. Es gente que no toca en Onaciu o en Bar Loreto, no los apoya ningún auspiciador, ni el gobierno. Están un espacio más abajo y en el underground siempre ha estado el futuro. Hay muchas cosas que vale la pena ver. Por ejemplo, todas las bandas que tocaron en el Yellow Moon Festival.
¿Te sientes un agente importante en el recambio musical underground de Chile?
Siento que es muy egocéntrico de mi parte hablar sobre mi y mi gestión. Sólo podría decir que he podido contribuir un poco a que pasen cosas entretenidas. Por ejemplo; el suceso que tienen ahora las bandas sicodélicas chilenas tiene que ver, humildemente, con todo el trabajo hecho años antes y eso pudo preparar el terreno sobre lo que está pasando afuera. Te doy otro ejemplo, A Full CosmicSound los tocaron en la WFMU que es la radio independiente más importante del mundo. (Sonic Youth y otras bandas importantes tocan gratis para ellos porque los mismos auditores la financian). ¿Y sabes qué? Todo esto en el fondo es una especie de carrete, nada pretencioso.
¿Cómo se publicitan? Porque tienen un público que los sigue a todas partes.
Sólo por redes independientes, afiches, Facebook. Sobre todo el boca a boca. Súper limitado.
Iván es amante de la música, maneja una cantidad de información discográfica extraordinaria. Escucha desde jazz a bandas que no conoce nadie. “Picoteo por todos lados, ahora estoy escuchando bandas australianas y neozelandesas. Ahí están pasando cosas muy interesantes. Siempre hay discos que vuelvo a escuchar, el disco negro de The Velvet Underground, por ejemplo. O cuando pones un disco de Led Zeppelín te lo gozai igual”.
Yellow Moon Festival
Tratando de sacar al aire a las bandas de la micro escena chilena, Iván junto a su hermano Álvaro crearon el Yellow Moon Festival. El Centro Icone, se llenó de psicodelia, rap feminista y sonidos electrónicos, es un tesoro escondido ubicado en la zona norte de Recoleta, un lugar alternativo, mágico, lleno de esculturas y pinturas que gracias a la Productora Mutante, pudieron encontrar.
Y como Iván vivió muchos años en el extranjero, quiso emular a los sellos indies de otros países y creó el festival. Quiso mostrar a las bandas que lo rodean, que se mueven dentro de su “nicho”–como dice él-. Convengamos que el asunto comercial, aquí, es secundario. Más que enfocarse en eso, les gusta involucrarse con los músicos, la organización codo a codo y crear una instancia de comunión buena onda y de respeto con los nuevos creadores.
Se siente en el aire que la humildad y por sobre todo el trabajo, es indispensable para la autogestión a la que aboga este sello. Quienes conforman este conglomerado musical y artístico en su mayoría son gente de esfuerzo, responsables y muy trabajadores. Se nota en la organización, el respeto y admiración entre cada banda, se ve también en el orden de las cosas y en la sincronía que hay entre organizadores e invitados.
“Yellow Moon no es un colectivo”, afirma Iván. “El fin de todo esto, es juntar gente que está haciendo cosas entretenidas. Todo surge desde el azar, que es muy importante, y tiene mucho que ver con redes de contacto. Conocer personas, establecer lazos de amistad y de buena onda provoca que se dé la posibilidad de crear encuentros como éste”.
Dentro del cartel había bandas como Espiral De Bukowski y Glassbox, de Brasil. La Liga Árabe, Rodri, 20 años leyendo, Sólo Contra Todos, Un Festín Sagital, Bending Toyz, A Full CosmicSound, Planta Carnívora y The Mugris, desde Talcahuano. Se alternaban dentro de dos escenarios y la organización estuvo notable y fluida. Había venta de alcohol y comida, además de stands de discos y una pequeña zona chill out con tornamesa y música ideal para entretener al público mientras las bandas montaban su show. Unas 200 personas llenaron el lugar –no es un lugar tan grande- quizás habría llegado más público si la dirección en el afiche no hubiera estado mal escrita.
Quedaron tan contentos con los resultados del festival, que ya piensan en la segunda parte para septiembre.
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