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Los Stones sí tocaron en los JJ.OO.

Pasaron los Juegos Olímpicos y el rock también fue protagonista. Varias fueron las bandas que se sumaron a la fiesta, excepto ellos, tal vez los más ingleses de todos: The Rolling Stones. Aun así, sus Majestades Satánicas estuvieron presentes, y fue Omega quien los subió al escenario.


Los atletas se van preparando y la música también. Todos quieren empezar; todos sienten los nervios del primer paso, el primer salto, el primer lanzamiento; como el primer acorde. Esperar y desesperar, aguardando el sonido que te dice: “Ahora, es tu momento. Gana.”

‘Start Me Up’ es un tema de los Rolling Stones incluido en el álbum Tattoo You de 1981. Lo curioso es que esta canción tan famosa y afortunada tuvo que esperar un buen tiempo para salir del cascarón.


La primera versión que se hizo fue en 1975, durante las sesiones de estudio del disco Black And Blue, en Munich, y tenía un estilo más “reggae”; en ese entonces, la canción se llamaba 'Never Stop’. Luego, en 1978 y con nuevo nombre: ‘Start It Up’, volvió a retomarse en las sesiones del álbum Some Girls, grabando veinte tomas en una noche, sin mejores resultados. También se intentó incluirla en Emotional Rescue, pero un exigente Mick Jagger no quedaba satisfecho y volvía a rechazarla. Finalmente, en 1981, durante la grabación de Tattoo You, el ingeniero Chris Kimsey retoma la vieja cinta y una de las versiones –la única en clave rock-, y propone a la banda grabarla nuevamente, pero esta vez, imprimiéndole aún más el sonido rockero y cambiándo el nombre por ‘Start Me Up’. A partir de ese momento, el tema no dejó de darle alegrías, y mucho dinero, a la banda inglesa.
Las elásticas y gruñidoras guitarras se regrabaron y Jagger gritó una letra nueva sobre una chica que podía hacer llorar a un hombre maduro y revivir a un muerto (…) El imponente riff de tres notas se oía en las radios de los coches por todo Estados Unidos como un trompetazo del pasado. Era la llamada de los Stones para una revisitación leal de los principios clásicos del rock, y su público respondió aupando el sencillo hasta el número #1 durante nueve semanas en EE.UU.1
Hoy en día es prácticamente un cliché. Es el tema que “todos saben”, el que pasan en las fiestas o en alguna disco. Todos y todas la bailan -o así lo intentan-, y cuando eso sucede, bueno, ya sabemos… Para mí, es una canción enorme, pero confieso que cansa. Por eso, cuando vi que el nombre del aviso era ‘Start Me Up’ pensé: “mmm... no es una elección muy original”. Claro que tratándose de una marca de la talla de Omega sabía que me podía sorprender.


Y así sucedió, porque si bien reconozco que no puedo ser del todo objetiva a la hora de hablar de mi banda favorita, sí puedo apreciar cuándo hay (o no) armonía entre la imagen y la banda2 de una publicidad, cosa que en este caso funcionó a la perfección, gracias al remix de la canción que realizó especialmente para este aviso el experimentado productor Don Was (un viejo conocido por los Stones).

Los acordes inequívocos de la guitarra de Keith Richards, acompañando las imágenes de los atletas olímpicos en plena concentración y calentamiento3; más el sonido profundo de los latidos, la respiración excitada, los aplausos que estallan y la presión infinita del “tic tac”, todo junto, logran que, por un momento, puedas llegar a sentir una pequeña porción de la adrenalina que estarían sintiendo esos héroes del deporte4, ansiosos por comenzar la competencia y, por supuesto, por ganarla.

Entonces, el cronómetro explota con la voz de Mick y ya no hay vuelta atrás. La imagen y el sonido te gritan en la cara: “enciéndeme y no pararé” y el concepto publicitario habrá sido logrado. Es cierto, el aviso decae un poco al final. Tal vez, podrían haber utilizado un mejor remate sonoro en vez del fade-out, pero después de un clímax tan intenso, creo que podemos perdonarlo.

¿Te imaginas ver esta publicidad en el cine? Demasiado.


Ahora hablemos de negocios, porque esta canción, tal como lo mencioné, no sólo trajo alegrías a los Rolling Stones.

El presidente de Omega, Stephen Urquhart, no quiso especificar cuánto pagó la compañía a la banda, pero dijo que era la campaña comercial más cara que habían hecho hasta ahora. En “los pasillos” se comenta que los Stones se alzaron con tres millones de dólares por ceder los derechos para este comercial.

La realidad es que esta canción, que no es de las predilectas de los fans más acérrimos, sí ha de ser la favorita para hacer negocios publicitarios.

Así, el canal de televisión Much Music fue el primero en pagar por utilizarla, y el mayor negocio vino después, de la mano de la gran compañía informática Microsoft. En 1995, Bill Gates se dio el lujo de contar con la potencia Stones para el lanzamiento de su Windows 95. Pero dije 'lujo', y los lujos suelen ser caros: un millón de dólares es lo que se dice pagó la compañía por rockear su nuevo producto.


Y como no podía faltar, la industria automotriz tampoco quiso quedarse fuera de este coqueteo musical. En el mismo año, 1995, se lanza una edición limitada del Volkswagen GOL en Brasil, a propósito de la gira Vodoo Lounge que trajo a los Rolling por primera vez a Sudamérica.


Todas estas grandes marcas eligieron la misma canción para los avisos de eventos destacados en su historia, y en el caso de Omega no es una casualidad. Este año la marca está celebrando su rol de cronometrador oficial por 25ª vez, y su 80° aniversario desde la primera vez que desempeñó este papel en los Juegos Olímpicos de Los Angeles en 1932. Los Stones, por su parte, están festejando los 50 años desde su primera presentación en vivo.

Entonces, ahora también puedo comprender por qué una marca tan refinada y glamorosa se dejó tentar por una canción que no lo es tanto. El secreto estará acaso en su letra, que remite a un comienzo, a seguir y a no parar; en definitiva, habla del tiempo. Y eso es lo que vende Omega: tiempo; tiempo para ganar y consagrarse en la gloria. Y si hablamos de tiempo, de consagración y de gloria, definitivamente hablamos de los Rolling Stones.

¿Quién dijo que sus Majestades Satánicas faltaron en la fiesta olímpica? Los Stones sí estuvieron, y fue Omega quien los subió al escenario.



1 Stephen Davis. “Rolling Stones: los viejos dioses nunca mueren”. Argentina, 2006
2 En la jerga publicitaria se refiere a banda sonora o banda de sonido
3 Backstage de la grabación comercial Omega
4 Los atletas que aparecen en el aviso son “embajadores” de la firma Omega: el clavadista chino Bo Qiu, la nadadora estadounidense Natalie Coughlin, la hepta-atleta británica Jessica Ennis, el velocista Tyson Gay y la garrochista Jenn Suhr, ambos estadounidenses, y el nadador sudafricano Chad Le Clos.

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